La Pinta, La Niña y la Santa María |
Coca Hanseática |
Desde la tecnología, la navegación atlántica fue posible
gracias al encuentro de las tradiciones nórdicas y
mediterráneas. En lo que respecta a la construcción naval, las naves incorporaron el timón de codaste, documentado en las
cocas hanseáticas desde el siglo X, el cual facilitó la navegación
en aguas abiertas. Esencial fue la adopción de la vela triangular, usada en los butres islámicos,
mas fácil de manejar, y que permitía aprovechar los vientos
laterales. Estas, y otras innovaciones, posibilitaron la aparición de embarcaciones aptas para la
navegación atlántica, como las naos, las carabelas y las
carracas, en cuya construcción destacaron los astillero portugueses.
Hombre midiendo su posición valiéndose de un astrolabio |
Las innovaciones tecnológicas se extendieron a los instrumentos de
navegación, entre los que destacan el astrolabio, que permitía
medir las latitudes, el tiempo y las distancias; la brújula, que
marcaba el norte magnético, y las cartas de navegación. A ellos se
sumaron otros conocimientos heredados desde la antigüedad, como lo
eran la esfericidad de la tierra, y las posibles medidas de su
circunferencia.
Y de no menor entidad, fue la experiencia empírica acumulada por los marineros portugueses en sus exploraciones atlánticas del siglo XV, que les permitieron comprender el comportamiento circular de los vientos, un conocimiento vital para trazar las rutas de ida y vuelta de sus exploraciones, en un momento en el que la energía eólica era la principal fuerza motriz de la navegación.
Fueron precisamente los portugueses quienes dieron paso a la llamada Época de los Descubrimientos. Una vez finalizada su reconquista, el Reino de Portugal quedó relegado a una esquina de la Península Ibérica, sin más posibilidad de expansión que las basadas en empresas ultramarinas. No es de extrañar, por tanto, que sus gobernantes vieran en la circunnavegación africana una posibilidad para comerciar directamente con Asia, superando de tal manera las restricciones mercantiles impuestas a Europa por el Mundo Islámico. Con la corona a la cabeza, los marineros portugueses comenzaron a explorar las costas africanas y el Océano Atlántico, entonces también conocido como el Mar Tenebroso. En pocas décadas los portugueses descubrieron y colonizaron diversos archipiélagos atlánticos, y superaron la línea ecuatorial, sentando las bases indispensables para concretar la circunnavegación africana.
La Corona Castellana, empeñada como estaba en conquistar al Reino de Granada, se sumó tardíamente a las exploraciones del Atlántico, intentando disputar a Portugal la primacía sobre la ruta a la India. Pero fracasaría en su empeño, y al final tuvo que conformarse con la conquista y colonización de las Islas Canarias, un archipiélago a primera vista de no tanto valor, pero que a la postre sería de vital importancia como punto de partida a la navegación americana.
Todo este arsenal de tecnologías, conocimientos náuticos, y de potenciales bases de aprovisionamiento para la exploración atlántica, estuvieron a disposición de Cristóbal Colón cuando inició su carrera como marinero.
Y de no menor entidad, fue la experiencia empírica acumulada por los marineros portugueses en sus exploraciones atlánticas del siglo XV, que les permitieron comprender el comportamiento circular de los vientos, un conocimiento vital para trazar las rutas de ida y vuelta de sus exploraciones, en un momento en el que la energía eólica era la principal fuerza motriz de la navegación.
Fueron precisamente los portugueses quienes dieron paso a la llamada Época de los Descubrimientos. Una vez finalizada su reconquista, el Reino de Portugal quedó relegado a una esquina de la Península Ibérica, sin más posibilidad de expansión que las basadas en empresas ultramarinas. No es de extrañar, por tanto, que sus gobernantes vieran en la circunnavegación africana una posibilidad para comerciar directamente con Asia, superando de tal manera las restricciones mercantiles impuestas a Europa por el Mundo Islámico. Con la corona a la cabeza, los marineros portugueses comenzaron a explorar las costas africanas y el Océano Atlántico, entonces también conocido como el Mar Tenebroso. En pocas décadas los portugueses descubrieron y colonizaron diversos archipiélagos atlánticos, y superaron la línea ecuatorial, sentando las bases indispensables para concretar la circunnavegación africana.
La Corona Castellana, empeñada como estaba en conquistar al Reino de Granada, se sumó tardíamente a las exploraciones del Atlántico, intentando disputar a Portugal la primacía sobre la ruta a la India. Pero fracasaría en su empeño, y al final tuvo que conformarse con la conquista y colonización de las Islas Canarias, un archipiélago a primera vista de no tanto valor, pero que a la postre sería de vital importancia como punto de partida a la navegación americana.
Todo este arsenal de tecnologías, conocimientos náuticos, y de potenciales bases de aprovisionamiento para la exploración atlántica, estuvieron a disposición de Cristóbal Colón cuando inició su carrera como marinero.
BIBLIOGRAFÍA
Wikipedia, "Volta do Mar", en https://goo.gl/1v4KrM, página modificada a nueve de diciembre de 2015, visitada a 19 de enero de 2016.
Wikipedia, "Era de los Descubrimientos", en https://goo.gl/O6qssd, página modificada a 19 de diciembre de 2015, visitada a seis de enero de 2016.
IMÁGENES
E. Benjamin Andrews, "1893 Niña Pinta y Santa María réplicas", en https://goo.gl/wLR6iF, via Wikimedia Commons.
Willem Blaeu, "See astrolabium", en https://goo.gl/igBHDZ, vía Wikimedia Commons.
"Kogge", en https://goo.gl/WIbcFn, via Wikimedia Commons.
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